Opinión. Colombia se estremece con el ataque terrorista en Bogotá, que dejó 21 muertos y decenas de heridos. El hecho no solo ha causado repudio a nivel nacional e internacional, también abre las posibilidades de continuar la guerra que por más de 5 décadas ha azotado al país.
En el marco de este macabro hecho el presidente Iván Duque ha dicho. “He ordenado el levantamiento de la suspensión de las órdenes de captura a los diez miembros del Eln que integraban la delegación de este grupo en Cuba y he revocado la resolución que creaba las condiciones que permitan su permanencia en ese país".
Levantada esta orden, que les espera a los colombianos, pues si estos grupos guerrilleros, disidencias y demás han matado líderes sociales y no se ha visto un eco contúndete del gobierno para atacar estas estructuras criminales, con el levantamiento de un proceso, que, por cierto, no venía bien y los errores eran de parte y parte. Qué nos espera, la continuidad de la guerra, la desolación, los campos minados, las bombas y hasta posibles Kamikazes.
En Colombia parece que la guerra se ha vuelto un negocio, por décadas, tantos el gobierno como las guerrillas y grupos armados, han jugado con el pueblo colombianos, los procesos no avanzan y los errores son ambos lados, pero la mayoría de los funcionarios del gobiernos o funcionarios públicos tienen protección, carros blindados, y un sin número de benéficos que son pagados por el pueblo que al final es quien pone los muertos en esta absurda guerra y sed de poder.
Duelen los jóvenes asesinados por el carro bomba, pero no menos dolor causa la masacre sistemática de líderes sociales, donde ni siquiera hay congruencia entre las cifras que presenta el gobierno, solo en el mes de noviembre del 2018, fueron asesinados 20 líderes sociales y lo último que se dijo es que los líderes asesinados en lo que va del 2019, no habían pedido protección. ‘Ninguno de los asesinados pidió protección. Nosotros le damos protección a los líderes sociales que lo solicitad y en la medida que nosotros también detectamos que existe una vulnerabilidad a algún líder social". Pablo González, director de la UNP
Las comunidades o pueblos que están en zonas de conflicto, que les espera aparte de repetitivos consejos de seguridad que al final no pasan de ser eso, porque ni siquiera fuerza pública suficiente tienen estas comunidades, ante un asesinato la policía en ocasiones llega tarde y no solo porque a veces no tienen vehículos, es porque están atendiendo otros casos y no dan abastos para atender los requerimientos de las comunidades
No es bueno ninguno de los dos extremos, no se puede negociar si no hay garantías del grupo guerrillero en cuanto a dejar los asesinatos, secuestros y atentados, pero tampoco se puede hacer nada si el gobierno no quiere negociar con terroristas, pues la paz siempre se hace con el enemigo y ojalá las partes dejen los egos y se sienten con el deseo de una paz estable y duradera que redunde en bienestar para todos los colombianos