Montelíbano. El joven Carlos Díaz Gómez, oriundo del corregimiento El Palmar, perteneciente al municipio de Montelíbano, murió en un Centro asistencial luego que ingiriera un producto, con el cual busca acabar su existencia.
Los motivos que llevaron al joven a tomar tan fatídica decisión son desconocidas, pues según muchas personas, Carlos era un joven sociable y servicial, nadie se explica porque esta dolorosa decisión de ingerir herbicida y pese a los intentos de salvarle la vida, no fue posible y murió en un Centro asistencial en Montería.
Extrajudicialmente se ha conocido que la hace un tiempo una hermana del joven habría tomado la decisión de poner fin a sus días, un dolor del que la familia aún no se repone y nuevamente viven la tragedia con la decisión de Carlos.
En Montelíbano, el lo que va corrido de septiembre, tres jóvenes se han suicidado, el 05 de septiembre, Gustavo Manchego, de 24 años de edad y residente en el barrio San Francisco en Montelíbano, Manchego fue hallado suspendiendo por una sabana en una viga de la casa, luego que familiares y amigos cercanos notaran la ausencia del joven y recurrieron a forzar la puerta, encontrándose con la dolorosa escena. http://www.zoominformativo.com/noticia/adZt20210906170939/como-gustavo-david-manchego-de-24-anos-de-edad-fue-identificado-el-joven-hallado-sin-vida-montelibano
El 10 de septiembre, Leidy Angulo López, de 24 años de edad, residente en la calle Cuatro del barrio 27 de Julio en Montelíbano, apagó su sonrisa luego de recurrir al suicido, 3 suicidios en 20 días, tiene que encender las alarmas y evidenciar la urgente necesidad que, las autoridades de salud dispongan y cumplan con programas y políticas públicas de salud mental, no solo en una política de papel, es urgente que la salud mental sea tomada como la problemática de salud pública que es, para tomar acciones que ayuden a minimizar este flagelo que parece agudizarse más cada día.
Si bien es cierto que esporádicos programas son importantes, en temas de salud mental se necesitan procesos con profesionales interdisciplinarios que ayuden a tomar las medidas preventivas para superar la situación. Más que líneas telefónicas que poco o nunca contestan, se necesita urgente por parte de los entes de salud y la administración misma, es un programa de atención real para personas con cuadros de depresión, ansiedad y/o dificultades relacionadas, para evitar que este tipo de hechos lamentables se sigan presentando y enlutando a muchas más familias.
Las familias también están llamadas a tener presente las señales de alerta, pues los estudios muestras que, los suicidios son precedidos de señales como hablar sobre querer morirse, sentir una gran culpa o vergüenza, o sentirse una carga para los demás.
Otros síntomas pueden ser que la persona se sienta vacía, sin esperanza, atrapada o sin razón para vivir, extremadamente triste, ansiosa, agitada, enojada o con un dolor insoportable ya sea físico o emocional, ante estas señales es importante hablar con la persona y brindarle apoyo al tiempo que se debe recurrir a un profesional.
Según la Organización Mundial para la Salud (OMS) afirmó que los impactos económicos, sociales y emocionales generados por la pandemia de COVID-19 han exacerbado los factores de riesgo asociados a las conductas suicidas y llamó a hacer de su prevención una prioridad en las agendas nacionales de salud pública.
La pérdida de empleo o económica, los traumas o abusos, los trastornos mentales y las barreras de acceso a la atención de salud son algunas de las condiciones que pueden llevar a las personas a pensar en quitarse la vida, y la pandemia hundió a mucha gente hacia esas situaciones.
“Necesitamos de una acción de toda la sociedad para poner fin a estas muertes, y requerimos del compromiso de los gobiernos para invertir y crear una estrategia nacional integral que mejore la prevención y la atención del suicidio”, dijo Renato Oliveira e Souza, jefe de la Unidad de Salud Mental de la OPS.
Los datos correspondientes a 2019 de la OMS indican que 97.339 personas murieron por suicidio en el continente americano y estiman que los intentos de suicidio habrían superado 20 veces esa cifra.